Mi bebé duerma mal o duerme bien, bebé en brazos de su madre durmiendo con cojin de lactancia
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¿Cómo duerme mi hija?

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Como ya hablábamos en el post de la semana pasada, el sueño infantil y del bebé es uno de los temas que más preocupan a los padres, especialmente a los primerizos desconocedores de todo, por lo que esta pregunta me ha acompañado desde hace dos años: ¿Cómo duerme mi hija?

¿Mi hija duerme bien o duerme mal?

Ya os adelanté en la primera parte de esta serie del sueño, que considero que mi hija duerme “bien”.

Pronto entenderéis el entrecomillado, pues yo considero que duerme y ha dormido bien de acuerdo a las circunstancias que nos han marcado, pero soy muy consciente de que mucha gente que no las ha vivido pensará que eso no es dormir bien.

Especialmente en la primera etapa muchos os llevaréis las manos a la cabeza. Nosotros aún lo hacemos, aunque el tiempo borra los malos recuerdos, porque la verdad por delante no fue una época agradable y es una manera muy dura y agotadora de empezar en el mundo de la crianza.

Hoy, un poco a modo de explicación y un poco a modo de diario para recordar todo esto en el futuro, os contaré como ha sido nuestro periplo con el sueño desde esa cama de hospital compartida, hasta esta misma noche con sus patadas incluidas.

Mi hija duerme como un bebé.

Si habéis leído el post de mi parto, sabréis que todo lo que pasó a continuación en esa habitación de hospital fue la combinación de un parto no tan rutinario, una bebé muy grande, una madre muy novata y un servicio de planta muy desactualizado y nada empático.

Mi hija nació con el azúcar baja, con mucho peso y tras un parto con un esfuerzo excesivo y una separación demasiado larga.

Esto hizo que lo que es una situación habitual, la entrada del bebé en un letargo tras la primera toma de pecho para recuperarse del viaje que ha supuesto salir al mundo, se alargara de manera peligrosa.

Mi hija dormía, y dormía, y dormía y dormía. Apenas se enganchaba al pecho y le costaba mucho despertarse. En dos días de hospital apenas le vimos los ojos abiertos, y a día de hoy se lo peligroso que es esto. Pero nadie me lo supo explicar bien y nadie nos dedicó el mínimo gesto de empatía.

Cualquier otra novata como yo, diera el pecho o no, podría estar tentada a haberla dejado en la cuna esa de plástico que te dan y eso en mi hija, con una transferencia deficiente de alimento, habría supuesto una situación más peligrosa y seguramente un ingreso por deshidratación.

Por suerte, mi instinto en esos momentos fue más fuerte, y la tuve conmigo en brazos prácticamente todo el ingreso.

Os recuerdo a todas las madres que la lactancia, sea la que sea, es a demanda… siempre y que se haya recuperado el peso del nacimiento tras la primera semana de vida. Si durante los primeros 7 días el bebé duerme muchísimo y come poco, ahí hay un problema y es una situación muy peligrosa.

Si queréis tener más información sobre las tomas que debería hacer un recién nacido hasta que recupera su peso, os invito a pasaros por el blog de Lactapp.

Nota

Seguramente durante ese tiempo en el hospital, con excesivas visitas, algún familiar con la mejor de las intenciones os instará a dejar dormir al bebé en la cuna, para que así la mamá pueda descansar.

Si vuestro bebé está excesivamente adormilado y no ha comido mucho, puede convertirse en una situación muy delicada. Es importante que esté pegado a mamá y se alimente.

Y hay otras maneras de que la mamá pueda descansar. Teniendo menos visitas, por ejemplo. O que nadie la juzgue por estar con su bebé cerca todo el tiempo.

Sueño vs Frenillo: ¡Fight!

Una vez llegamos a casa, nos pasó aquello que tantos padres viven: nos han cambiado al bebé.

Aquella bebé adormilada con una mala transferencia, empezó a vivir las consecuencias reales de tener un frenillo y vivir una lactancia materna con ello.

No dejaré de insistir, como lo hice en el post que escribí para Lactapp contando nuestra experiencia, que a pesar de lo duro que ha sido considero que ha merecido la pena.

La solución rápida (o no, que luego nunca se sabe) a aquellos problemas habría sido dar lactancia artificial, pero en el futuro os hablaré porque considero importante mantener una lactancia materna siempre, y muy especialmente en estos casos. El frenillo no solo afecta a la lactancia, supone una gran cantidad de futuros problemas y dificultades, que precisamente gracias a la lactancia se pueden aliviar y disminuir.

A lo que íbamos, que me desvío…

Mi hija comía y acababa dormida en la teta tras 40 minutos, dormía 10 minutos y se pasaba otros 10 llorando por el hambre y los gases. Día y noche.

No había manera de dejarla en la cuna, pues ello suponía separase de mi y de su alimento. Aunque a día de hoy, sabiendo lo que se, puedo valorar que en realidad era mucho tiempo el que conseguimos tenerla en la cuna y en el carrito dado el problema que teníamos.

Pero claro, eso no era “dormir como un bebé”, no eran 2-3 horas de siesta en una cuna, no eran los bebés de anuncio y de vecinas pedantes que yo esperaba.

10 días aguanté esta situación. 10 días aguantamos durmiendo poco y nada. El colecho fue nuestra salvación, somos lo que las madres de la Asociación de apoyo a la lactancia llaman «practicantes de colecho de supervivencia». O colechas o mueres (de sueño y todo lo derivado de la privación del mismo).

Aquello no fue la panacea, pero mejoró las cosas lo indecible para nosotros. Poder dormir 1 hora, hora y media del tirón, porque estaba cerca y me olía… eso era volver a vivir.

A día de hoy, sigo sin saber como podía vivir durmiendo lo que dormía.

Poco a poco además, me ajusté, ella creció y aprendí a darle el pecho tumbada, lo que me permitía seguir durmiendo mientras ella comía.

Game changer.

Si yo le hubiese dicho a cualquiera en ese momento, así duerme mi hija sin darle más datos, se echarían las manos a la cabeza y me dirían que ahí había un problema grave. Efectivamente lo había, pero no era un problema relacionado con que mi hija supiera o no supiera dormir, de que no tuviéramos una buena rutina antes de dormir (que la teníamos) o que tuviera un trastorno del sueño. Mi hija duerme y dormía de acuerdo a sus necesidades. Y esas eran comer cada y durante 40 minutos.

Los 3 meses, el punto de inflexión.

Como ya os conté cuando os hablé del frenillo, los 3 meses fue ese punto en el que todo cambió y nos volvieron a cambiar a la niña.

Mientras que todas mis compañeras estaban sufriendo la crisis de lactancia de los 3 meses, que es de las más desesperantes porque es la más larga, nosotros nos reíamos de la crisis porque eso era nada comparado con el infierno vivido.

Ese momento en el que todos los padres se empiezan a desesperar porque el niño duerme menos durante el día, cambia de repente sus pautas de sueño porque ya no se duerme en segundos como hacía antes… Para nosotros fue el comienzo de la mejoría.

Gracias a colecho y a la evolución del frenillo lingual de mi hija, empezamos a dormir más y más del tirón.
Y ojo, que hasta los 12 meses mi hija no durmió nunca más de 2 horas seguidas… pero eso para nosotros era ya muchísimo.

El colecho y la teta.

Sin lugar a dudas el colecho ha salvado nuestra lactancia y ha permitido que mi hija duerma y nosotros también.

Cuando echo cálculos de la cantidad de despertares que tenía mi hija de media en una noche, causa de su frenillo y mala transferencia, y pienso que de ser otra madre tendría que haberme levantado todas esas veces a consolarla y volverla a dormir… Me da algo.

Esa situación, esa falta de sueño, habrían supuesto mi absoluta desesperación. Y tened por seguro que habría sido la sentencia final a nuestra lactancia.

De no haber podido dar las tomas necesarias, habría acabado en el círculo vicioso de bajada de peso, suplementación con biberones y bajada de producción. La muerte a nuestra lactancia.

¿Cómo duerme mi hija hoy?

A día de hoy, puedo decir que mi hija duerme tal y como su edad lo “demandan”. Le cuesta un poco irse a dormir, a pesar de que seguimos la rutina a pies juntillas.

Todo lo que quiere es saltar, que es algo que está perfeccionando ahora y le encanta, leer más y más cuentos, abrazarse mucho a nosotros. No se quiere ir a dormir, aunque siendo sinceros no suele tardar más de media hora en dormirse salvo si está muy pasada de vueltas.

Han aparecido los terrores nocturnos, y se despierta gritando, chillando y asustada. No hay manera de calmarla y nos cuesta que vuelva a dormirse.

Pero solo se despierta un par de veces a tomar pecho en toda la noche.

No os negaré que el colecho en algunos momentos se nos está haciendo cuesta arriba. Cada día es más grande, la pelea constante entre ella y las mantas puede ser desquiciante, y no es precisamente un ser calmado en la cama por lo que las patadas y los manotazos son habituales. Intensita le viene que ni pintado.

Pero aún así, por ahora merece la pena. Sí es posible que volvamos a revisitar la idea de ampliar nuestra cama con un colchón de 90 cms para estar todos un poco más anchos, pero por ahora, las noches malas son las menos y son llevaderas.

Que esperamos de su evolución con el sueño y el colecho.

A día de hoy estamos ya planificando su dormitorio, que aún no existe, para ir muy poco a poco haciendo camino a que duerma en su propia cama, en su propio dormitorio, enfrente del nuestro.

No tengo ninguna expectativa puesta en como de larga será esa transición, si volverá a menudo a nuestra cama o acabaré durmiendo con ella la mitad de noches.

Al igual que con la alimentación, intento vivir esta evolución de una manera muy relajada, escuchando sus ritmos, respetando sus deseos.

Su dormitorio lo haremos lo más agradable posible, la implicaremos para que sea algo suyo, para que le haga ilusión. Pero jamás la voy a presionar para que se vaya a dormir allí, o le negaré quedarme con ella.

Al fin y al cabo, yo no sé dormir sin mi pareja en la cama… porque debería pedirle a ella eso.

Hija duerme sobre el cojín de lactancia

Lo que os preocupa a vosotros del sueño.

Aprovechando que iba a hacer un post sobre el sueño, os pregunté si queríais que os contar algo específico o si tenías alguna duda.
Os voy a aglutinar las preguntas porque muchas eran muy parecidas.

Trucos para que duerma toda la noche.

Legales o no legales, siento mucho deciros que poco hay que se pueda hacer para que vuestro hijo no se despierte X veces al cabo de la noche, salvo esperar que por su propia evolución los despertares dejen de ocurrir.

Como os adelanté en el anterior post, los despertares dejarán de darse hacia los 6 años. Así que antes de esa edad, es poco probable que vuestro hijo duerma del tirón y salvo drogarles (no está bien amigos) no hay mucho que hacer al respecto.

Para mi, entender que esto era normal, me ha aliviado una gran carga de encima. Si vuestro hijo se despierta mucho por las noches, y perturba mucho vuestro sueño, os instaría a valorar hacer colecho. En su cama o en la vuestra. O que papá y mamá os turnéis para ir a dormir de nuevo al peque, si la teta o la ausencia de ella lo permiten.

Armaros de paciencia, y sabed que esta etapa tan dura (y tan bonita) se acabará pasando. Poco a dormirá más menos y mejor.

¿Cómo hacer para que no se duerman con la teta?

Si la pregunta de como dejar de colechar, que es la que nos va a tocar descifrar este año, me cuesta encontrarle solución y se que va a ser una proceso largo, lento y con altibajos…

La teta directamente ni me lo planteo. El sueño en casa es un tema peliagudo y que a mi me crea bastante estrés en ciertos momentos puntuales, porque habíamos entrado en una dinámica en la que parecía que yo no podía faltar o mi hija nunca jamás dormiría.

Lo cierto es que si su padre está solo, al final se apaña, y poco a poco vamos viendo la luz al final del túnel.

Pero estando yo, mi hija solo se duerme con la teta, se ponga lo que se ponga por delante. No hay manera.

Solo te puedo recomendar que practiques una especie de destete nocturno parcial. Que poco a poco le vayas explicando que a partir de una fecha o un acontecimiento que el/ella sepa distinguir, mamá ya no va a dormirla con la teta. Para entonces, va a ser preferible que la duerma papá u otra persona que no sea mamá, ya que el proceso de separar el concepto de mamá y teta se puede alargar un tiempo.

Y paciencia. Mucha paciencia.

¿Cómo hacer para que tu hija no te patee por la noche?

Este que se queja es mi querido SantoPadre. Y es que la capoeira nocturna es la que está tintando de negro nuestro colecho, y hace que algunos días deseemos que duerma sola.

Aparte de haceros con una cama bien grande (nueva o acoplando una de 90 cms a la vuestra), se me ocurren algunas cosas que estamos practicando para ello.

En nuestro caso, que la niña duerma al final de la cama no es una posibilidad, porque no se deja. Ya tiene la edad suficiente como para saber lo que quiere, y obrar en consecuencia. Vamos, que si la pones en el otro lado, se pone a gritar que no quiere y no hay manera de moverla, o si lo haces cuando está grogui, al despertarse se vuelve a ir a “su sitio”.

Así que la solución son cosas como cojines de lactancia, peluches grandes o similares, puestos entre papá y ella. A mi no me patea mucho, más bien me escala, porque soy la teta y me busca con la cabeza… y así acaban los pies en la cara de papá.

¿Por qué colechamos tras 2 años?

Esta pregunta me la hizo una mamá que aún lo practica tras 11 meses, y da muy en el clavo con el porqué.

El colecho empezó por pura supervivencia. Yo quería practicar el cohabitaje, que es dormir cada uno en su cama/cuna, pero todos en la misma habitación. No me importaba levantarme varias veces a dormirla, si estaba tan cerca…

Hubiese sido fantástico, de no ser porque no eran varias veces (podían ser hasta 12 en una noche) y porque no soportaba estar en la cuna, “alejada de mi” de ninguna de las maneras.

A día de hoy, creo que habría tomado la decisión de colechar antes o después de igual manera, porque el poder descansar mejor todos, para mi es vital.

Ahora pienso en lo que hubiese supuesto levantarme, darle la teta, acostarla de nuevo haciendo el ninja todas las noches 4 o 5 veces (en el mejor de los casos) y solo me imagino muriendo del sueño y el cansancio.
Por el contrario, cada vez que se despertaba, solo tenía que levantarme el pijama, enchufarle la teta, y todos a dormir de nuevo.

No hace mucho, en un programa del Buenos días Madresfera, alguien comentó que muchos padres colechaban para compensar que no veían a sus hijos durante el resto del día…

No entraré a valorar lo que me parece semejante sentencia, pero de ser así, de darse el caso de unos padres que trabajan demasiadas horas fuera de casa, sigo sin ver el daño que hace que quieras estar cerca de tus hijos y que ellos lo estén de ti en el tiempo que disponéis juntos. No veo que mal puede hacer mostrarle a tus hijos que estás ahí para ellos, para cuando te necesiten, y que sois un núcleo y siempre serás su cobijo.

Queremos saberlo todo.

Creo que de nuestra experiencia os he contado mucho, si me dejo algo en el tintero que queráis saber, no dudéis en ponerme un comentario.

Pero como conclusión final, para esto como para la maternidad en general, os diría que os empezarais a hacer amigos de dos conceptos: Let it Flow y Expect the unexpected.

O lo que viene a ser traducido, deja fluir. Infórmate sobre la evolución natural de un niño, tanto en el sueño como en el resto de facetas, y acepta que hasta llegar a ser un adulto, ha de evolucionar. No va a dormir, ni comer, ni correr, ni hablar, ni gestionar sus emociones como un adulto (a veces ni nosotros sabemos hacerlo) hasta que crezca y adquiera esas habilidades y su cuerpo madure lo suficiente.

Y espera lo inesperado. Muchas veces pensamos que la evolución, en el sueño y en cualquier otro aspecto, es lineal. Y al igual que la propia vida, que el propio sueño, nada de esto lo es. Es cíclico, con momentos de avance, momentos de supuesto retroceso…así que no desesperéis.

Y confiad.


Espero que os haya gustado el post. Si me he dejado algo y os queda algo que queráis saber, no dudéis en dejarme preguntas en los comentarios.


¡Paren las máquinas!

Si antes digo que mi hija duerme, bien antes la vida me pone retos y me pregunta: Really? Does she?? (De verdad lo hace?).

Pues bueno, me reitero en que mi hija duerme bien si por bien entendemos que duerme como lo que se espera que duerma a su edad, y con respecto a su evolución.

Porque os recuerdo que nuestro sueño no es comparable al de un niño, y de ser mi hija un ser que ha pasado la adolescencia, si os diría que duerme mal, porque un nuevo acontecimiento ha llegado a nuestras vidas.

Las pesadillas o terrores nocturnos. No me explayaré mucho más, porque el martes os dejaré un post extra hablando un poco más de este tema.

Pero en resumen llevamos 3 días que nuestra hija no duerme siestas, con el festival que ello supone cuando está agotada y pasada de vueltas a las 6 de la tarde, pero además ha traído consigo un efectos secundarios nada agradables.Pesadillas o terrores nocturnos (que ojo, son cosas diferentes).

El porque de ello lo desconocemos a ciencia cierta, pero os explicaré un poquito más acerca de lo que yo pienso que pueden ser las causas tras releerme a Rosa Jové.

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