Habitación infantil preparado para el descolecho, para
Otros

Descolecho, de pasar a la descendencia a su habitación.

Por

Por lo poco que he investigado, en internet y redes en general, se habla mucho de colecho o de no colecho, de que los niños duerman o no en su habitación, pero poco se hablar de la transición de una cosa a otra, del descolecho y de lo que ocurre cuando te toca pasar a tu peque de tu habitación a la suya tras un tiempo de colecho.

Nosotros necesitábamos el descolecho, ella no pidió pasar a su habitación.

Vamos a ser claros y directos desde el principio. Mi hija no necesitaba pasar a su habitación, ni nos estaba pidiendo el descolecho, ni era algo que tocaba hacer ya.

Que el pediatra, la frutera o tu vecina del 5º te pueden decir lo que quieran. Como mamíferos, venimos genéticamente codificados para preferir dormir en “manada”, las crías cerca de los progenitores y otros miembros de la tribu.

Nuestros padres y abuelos no tenían (que pasar a su) habitación propia.

Y no han salido tan mal…

(Cómo molesta la frase cuando se utiliza para contraargumentar eh…)

De hecho, hasta hace pocos años, tener una habitación para cada miembro o sector de la familia, era algo inexistente. Los dormitorios eran los principales espacios del hogar, donde se reunía toda la familia para dormir segura.

La vida ha cambiado mucho, pero nuestra genética no. Pero al caso, que me enrollo. Que mi hija no estaba pidiendo esto. Ni quería el descolecho ni estaba emocionada por pasar a su habitación.

Así que la decisión fue nuestra, y la razón es… pues que ya queríamos tener nuestro espacio propio, de pareja, que fuese sólo de nosotros, los que éramos antes de ser padres. Queríamos un lugar donde no todo girara en torno a la familia y que no estuviese todo adaptado, primero, a ella como tantas otras estancias de la casa.

Descolecho, nada improvisado y bien ejecutado.

Con todo esto en mente, planificamos la creación de su habitación que hasta la fecha era inexistente, por lo que supuso montar un pifostio bonito.

La habitación destinada a ella (la única otra de la planta baja), era hasta la fecha nuestro vestidor, porque la casa está tan bien planificada (#no) que los arquitectos no pensaron en que en el dormitorio principal había que meter un armario o algún tipo de almacenaje de ropa. Así que, para quitar el vestidor de su futura habitación, teníamos que hacer una señora reforma con el fin de encajar un armario en nuestro dormitorio.

Este verano, después de años planificando y ahorrando, y muchos meses afinando el proyecto, por fin nos pusimos manos “a la obra”, y conseguimos ajustar la casa para tener un armario en nuestro dormitorio y liberar esa habitación para ella.

Durante meses, le fuimos enseñando tableros de Pinterest con ideas que podían encajar en nuestro estilo y forma de vida, con el tipo de mobiliario que pensamos que podía venirnos bien, y la fuimos haciendo partícipe de ello.

Ella ayudó a elegir la cama, los muebles y especialmente el color de la pared, que fue decisión suya (inamovible).

Y así, con todo esto, creamos una ilusión por tener su propia habitación y pasar así a hacer un descolecho que ella ha sentido, la habitación y el proceso, suyos desde antes que fuese una realidad. Esto desde luego ayuda, cuando para ella su habitación siempre había sido la nuestra, y ahora le estábamos diciendo que la “echábamos”.

Nos esforzamos al máximo para tener su habitación lo más acabada posible antes de volver a casa, y sobre todo que la cama estuviera lista para dormir en ella desde el primer día que volviéramos a casa.

En todo este tiempo, desde que decidimos embarcarnos en este proyecto, hasta la primera noche, fuimos hablando con ella, en un tono positivo y teniendo en cuenta sus sentimientos, sobre este cambio.

Le hemos transmitido que siempre tendrá la puerta de nuestra habitación abierta, y siempre estaremos para cuando ella nos necesite.

Ahora duerme sola en su cama… una vez cada dos semanas.

Pues eso. Cada vez que me preguntáis por cómo va el descolecho y como duerme la peque, os digo lo mismo. Normal, lo esperable… lo que significa agotador para mí.

Ella duerme bien, de acuerdo a lo esperable para su edad. Es decir, que aún me necesita muchas noches, cuando se despierta porque se ha destapado o ha tenido una pesadilla.

En ese momento me llama y yo me voy a su cama, que compramos de medida adulta siendo muy conscientes de la que se venía (gracias Sunne), y no me vuelvo a levantar (salvo que sea muy temprano) porque caigo muerta de sueño en la suya.

Al igual que nos pasó con el colecho, el fin principal es que todos durmamos el mayor tiempo posible y de la mejor manera posible. Y si pongo en una balanza dormir menos horas, pero en mi cama, o dormir más, pero en la suya…  yo lo tengo claro. Cuando la cuna, y ahora.

Mi hija no viene a mi cama.

El problema, como os decía, es que me hija ha integrado tan tan tan bien que nuestro dormitorio es ahora (sólo) nuestro y el suyo es suyo, que por mucho que le dejemos la puerta abierta, de manera figurada y literal, ella pasa de venir a nuestra cama.

(Jo que risas, aquellos que dijeron que nunca se iría de nuestra cama. Y ahora no quiere volver)

Que oye, igual que lo fue el chupete o las papillas en su día, está genial no tener que pasar por ese trámite. Pero no os niego que hay noches que desearía que fuese ella la que viniese hasta aquí, se metiera apretujada entre nosotros y durmiéramos pegados los 3. Que así pringábamos todos.

Sólo con mamá (de momento).

Si esto de mandar a vuestros hijos a su habitación lo hacéis para que se encargue el otro cónyuge, y no ha sido nunca así, prepararos para llevaros un chasco.

Yo era consciente de que no me iba a librar del todo, pero como con todo en nuestra crianza, hay cosas que son más de lo que me gustaría (que no más de lo que puedo tolerar).

Por ahora dice que sólo con mamá. El hecho de que quiera el pecho, aunque ya no salga mucho o nada, para volverse a dormir hace que su petición sea bastante lógica.

Ambos dicen (especialmente me interesa lo que diga ella) que van a dormir juntos en Navidad, incluso hace unos días me amplió la lista a primavera y verano. Yo estoy por verlo, y tengo paciencia porque soy consciente, que igual que el momento papitis, todo llegará.

Pero si, por noches se me hace largo, especialmente cuando me encadena un par de noches del tirón y por un segundo me creo la ilusión de ese oasis en medio del desierto de la crianza.

A veces, el descolecho ha funcionado.

Y parece hasta culminado. Se que no, que todavía no. Que es un proceso que debemos afianzar poco a poco, como con todo.

Igual que con las siestas, el patrón irregular de noches del tirón y noches de demanda, se irán decantando hacia el destino final, con recaídas fruto de los mocos, los sentimientos no gestionados, o simplemente el deseo de alargar esa fase de bebé, con la que ahora le está costando lidiar.

Que los 4 años están a la vuelta de la esquina, y si bien no tenemos crisis de los dos años ni mega rabietas de los tres años, esta transición también está siendo interesante de navegar.

Suerte que vamos ganando experiencia, también en esto de pasar a los niños a su habitación.


Y a vosotros, ¿Qué tal os ha ido el descolecho? Por lo que sé de mis amigos, este proceso va para largo…


Si te gusta lo que lees en este blog, puedes suscribirte a la derecha, y estaré encantada de leerte en los comentarios.


También te puede interesar:

Me encantaría conocer tu opinión!

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

A %d blogueros les gusta esto: