Hija, quiero que seas una mujer libre. Niña con chaqueta rosa y ropa "de niño" escalando unos columpios
Crianza Maternidad

Hija, quiero que seas una mujer libre.

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Quiero un futuro en el que tú no tengas que salir a reclamar tu derecho a ser una mujer libre.

Mañana es un día especial, de esos que se marcan en el calendario y no están exentos de detractores que no son capaces de ver más allá de si mismos. Un día en el que tenemos que salir, a gritar que nos queremos vivas.

A veces siento miedo por tener una hija.

Este sentimiento ha sido como un mazazo para mí. Había oído anteriormente a otras madres decir que preferían tener hijos, porque era “más sencillo” y no entendía a lo que se referían.

Yo estaba entusiasmada, no porque quisiera vestirla de manera alguna o quisiera una mini yo, sino porque me parecía emocionante poder educar a una mujer del futuro… Traer al mundo a otra mujer que se criara en un ambiente de igualdad y que fuese motor de cambio.

A mi me criaron para ser una mujer libre, pero el mundo sigue siendo el mismo.

Cuando veo la cantidad de mujeres muertas a manos de parejas o personas que se creyeron en el derecho de abusar de ellas, se me revuelve todo.

Cuando veo que aún no existe mujer libre de verdad, que pueda salir a la calle sola, de noche o de día, sin compañía y sin sentir sobre ella el miedo a no volver entera a casa…

En esos momentos tengo más miedo que nunca. No por mí. Sino por mi hija, por la chica que será y la mujer en la que se convertirá.

Tenemos una tarea muy importante: educarte para ser una mujer libre y una persona feliz.

Para ello, nos seguiremos esforzando día a día en darte el mejor ejemplo posible, en darte las herramientas, en enseñarte que hombres y mujeres somos biológicamente diferentes pero tenemos los mismos derechos y obligaciones.

Desde el primer día dejamos atrás las etiquetas visuales.

Antes de nacer ya teníamos claro que no te íbamos a poner pendientes. Que eso debía ser decisión únicamente tuya, es tu cuerpo y eres libre de elegir qué haces con él.

Y confieso que valoramos por un momento ponértelos, pero por suerte tu maldito frenillo jugó en nuestro favor, y nos recordó qué era lo importante.

Te vestimos con ropa de la sección de niña y de niño, mascullando cada vez que compramos algo que no deberían existir secciones.

Hay días que inequívocamente te ven como a una niña, y te llaman bonita, guapa y todos aquellos calificativos que son agradables, pero no dejan de ser estereotipos que poco ayudan.

Otros días, gracias a tu pelo fino y que se niega a crecer a la velocidad habitual, tu ropa te hace ser un niño para la sociedad, y de repente dejas de ser guapa y bonita. Cuando tú no has cambiado, no has dejado de ser la misma.

Queremos que crezcas libres de etiquetas.

Para que seas una mujer libre de elegir lo que quieres ser.

Si quieres vestir más “femenina” o más “masculina”, si quieres faldas, pantalones, vestidos o petos, queremos que la decisión sea tuya.

Intentaremos aconsejarte sobre aquello que combina bien entre sí, aquello que es cómodo o que no es adecuado para según que actividad por practicidad. Pero intentaremos al máximo que seas tu quien decida que le gusta.

Y si te gusta el rosa, los brillos, los superhéroes o los dinosaurios, te dejaremos ser, puesto que tu ropa te define a ti y esa decisión te compete solo a ti.

Pero esto, tu aspecto, es tan sólo la punta visible del iceberg.

De ese iceberg que asusta y que impone. De ese obstáculo que supone tener una hija en vez de un hijo, ser una mujer en vez de un hombre, y que yo antes era incapaz de ver.

No por desconocimiento de causa, sino porque estaba tan centrada en vernos como iguales, que se me olvidaba que no lo éramos. Que seguimos sin serlo.

Por eso hoy más que nunca, te queremos educar para ser una mujer libre.

Para que decidas libremente acerca de tu pareja.

Que decidas sólo tú si quieres pareja o no la quieres. Si quieres que esa pareja sea él o ella.

Lo único que es importante para nosotros, es que si decides tenerla, que sea una buena persona, que te quiera y te respete. Y que tú hagas lo mismo. Que hagáis equipo y que os tratéis como iguales que sois.

Para que seas libre de ser aquello que quieras ser.

Que llegues tan lejos y tan alto como quieras llegar, que descubras tus talentos y tus pasiones, y hagas de ellas tu vida. Que tu vida te haga feliz y te haga sentir realizada.

Querida hija, quiero que seas una mujer libre. Niña subiendo y escalando unos asientos.
Que nada de impida ser quien quieras ser.

Y da igual si eso significa que quieres ser ama de casa, peluquera, modelo, actriz, profesora, doctora, ingeniera, científica, astronauta, bombera, limpiadora, policía o cuidadora…

Porque lo único importante es que tengas la vida que quieres tener. Nosotros nos esforzaremos por enseñarte que cualquier carrera o trabajo es válido, si es aquello que deseas ser.

Quiero un mundo en el que nadie piense que vale más que tu, solo por tu género o tu identidad.

En el que verdaderamente importen únicamente tus logros y tus aptitudes, y que todo lo demás quede fuera.

En el que no se presuponga de ti que vas a ser una carga por tener el poder de gestar, en el que se te deje llegar lo alto que quieras, y nadie te imponga roles que tú no hayas elegido.

Intentaremos enseñarte a hacerte valer, a defender tus talentos y destrezas, a mejorar y ser la mejor versión de ti misma. A tener las herramientas para poder ser aquello que deseas ser.

Que seas una mujer libre, no solo de elegir, sino que te sientas libre en este mundo.

Libre de prejuicios, libre de techos de cristal que no te dejen alcanzar tus metas, libre de prejuicios por el género con el que has nacido.

Pero sobre todo, que seas una mujer libre de verdad. Que puedas salir libre a la calle, igual que lo hacen ellos, sin miedo o sin tomar precauciones.

Sueño con un mundo en que la mujer sea libre de verdad.

En el que no sintamos un escalofrío en la nuca cuando volvemos a casa solas y se ha hecho tarde.

En el que no te sientas nerviosa si vas a un baño público sola, en el que no aprietes el paso si oyes que alguien camina detrás de ti cuando vas sola por la calle.

Un mundo en el que nadie te pueda asesinar o violar

En el que no vivas con ese miedo, en el que nosotros no vivamos con ese miedo.

En el que no tengamos que decidir si apuntarte o no a autodefensa, en el que no tengamos que decirte que vayas con cuidado por la calle.

En el que no te digamos que hay ropa que es mejor no ponerse aunque te guste mucho, porque otras personas se creen en el derecho de hacerte lo que quieran. O incluso sin que ese sea el motivo.

En el que yo no sienta miedo a cada momento porque hayas nacido niña.

En el que tú no temas por una hija.

Y tú no tengas que pasar por todo esto, no tengas que vivir pensando que alguien podría hacerte daño, que podrías no llegar a donde quieres simplemente por tener vagina, que alguien pueda pensar que vales menos solo por haber nacido mujer.

Un mundo en el que puedas ser una mujer libre.

Libre de verdad.

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