A pesar de que es la opción de lactancia más practicada en España, la lactancia artificial está mal vista.
La dicotomía de la lactancia materna y la lactancia artificial.
Por el bien del tiempo propio y ajeno, dejaremos aparte el tema de la necesidad imperiosa de la sociedad por juzgar y sentenciar las crianzas ajenas. Tan solo voy a usar esta «guerra» para romper una lanza en favor de todas las maternidades.
Al igual que las madres que damos el pecho tenemos que aguantar críticas y prejuicios a partir de los 6 meses de lactancia, las mamás que no pueden y/o quieren dar el pecho tienen que aguantarlas los primeros 6 meses. La opción (más o menos libre) de la lactancia artificial está mal vista.
La lactancia artificial está mal vista.
Dar lactancia materna es lo mejor (lo es), así que si ese no es tu caso, «eres una pésima madre» según muchos. La manía de meterse en los asuntos ajenos… Hasta los 6 meses de edad la lactancia artificial está mal vista, y es mejor ni mencionarlo.
A partir de ese momento, existe un periodo de tregua para todos, hasta que empiecen las miradas reprobatorias y las preguntas hirientes a las que seguimos amamantando más allá de los 12 meses.
Que triste, ¿no?
Hagas lo que hagas, te criticaran… Escojas una u otra opción, amamantar o dar biberón a tu hijo en público supone tener una diana en el pecho.
Y así seguimos haciendo girar la rueda que atrapa a las madres en sus casas, sobrepasadas en su crianza la cual no sólo tiene poco o nulo apoyo, sino que es motivo de ataque indiscriminado. La lactancia artificial está mal vista, igual que la lactancia materna, el colecho, el no colecho, el porteo, el no porteo…
La lactancia artificial no es mejor que la materna… pero es la opción mayoritaria.
Y lo llamo opción y no elección porque la mayoría de madres que dan lactancia artificial lo hacen tras una lactancia materna fracasada.
No lo digo yo, lo dicen las estadísticas cruzadas de los planes de parto, las informes de alta hospitalaria y las revisiones pediátricas. Los datos no concuerdan, son mayoría las madres que deseaban dar el pecho y no han «podido» (léase, nadie las ha ayudado).
El porcentaje de lactancias maternas fracasadas es tan grande y grave, que la falta de apoyo real y efectivo a la lactancia (y la sombra de sospecha sobre la industria de preparados de sucedáneos de lactancia materna) son un problema flagrante y necesitado de una solución real.
Pero volviendo a los datos, la realidad es que son muchas madres las que dan biberón. Y si bien es cierto que hay más apoyo del entorno más cercano, porque prácticamente todas hemos visto a otras madres criar dando biberón, no está exenta de dudas y miedos.
Dudas que, en la sociedad individualista en la que vivimos, no siempre son sencillas de resolver.
La falta de apoyo en lactancia artificial.
La falta de apoyo en la lactancia artificial es algo que me han referido a menudo muchas mamás.
Es una triste consecuencia de la creciente promoción de la lactancia materna, en muchas ocasiones mal gestionada. Una promoción que suele venir desacompañada de un apoyo y una resolución de problemas real. Lo que acaba condenando a muchas madres a una lactancia artificial, en la que una vez más las madres se sienten sin apoyo.
Es una situación terriblemente hiriente.
Hemos condenado a una madre a sufrir una decepción, diciéndole que la lactancia materna debe ser su única opción y es su misión. Pero hemos permitido la desinformación y las hemos abandonado a su suerte, en la mayoría de ocasiones con un pésimo apoyo que no sólo no ha solucionado el problema sino que lo ha agravado. Y después de culpabilizar a la madre por su fracaso, propiciado y motivado por numerosos agentes externos, encima la culpabilizamos por tener que recurrir a la siguiente mejor opción (en la mayoría de casos en contra de su voluntad inicial) y la volvemos a dejar abandonada a su suerte.
Estas madres necesitan un apoyo real, especialmente cuando su situación ya no tiene vuelta atrás.
Por desgracia es una tarea que, desde el más profundo dolor que provoca no poder ayudar a todo el mundo, no nos corresponde a los grupos de apoyo a lactancia materna.
Pero considero que es una tarea necesaria, que es una necesidad no cubierta que existe, que es la realidad de muchas madres…
Más de las que nos gustaría, según los datos de éxito (o más bien fracaso) en la lactancia materna.
Todas esas mujeres han sido (en gran parte) abandonadas por el sistema a su suerte, y ahora se encuentran ante una situación en la que no saben o no pueden pedir ayuda.
Todas esas madres necesitan y merecen un apoyo especializado, con datos fiables y libres de la sombra del interés dudosamente inocente de las marcas de preparados.
¿Pero como hacemos para que esto sea posible sin volver a permitir que la industria se aproveche de esto en su único beneficio?
La ley en torno a la lactancia artificial.
La ley (Real Decreto 867/2008 ), y el Código Internacional de Comercialización de Sucedáneos de Leche Materna, es (más o menos) clara al respecto de la publicidad y promoción de preparados para lactantes y de continuación
Los preparados para lactantes (0 a 6 meses) no se pueden publicitar ni promocionar de manera algunas, ya sea en forma de publicidad explícita o en forma de material promocional, ni en los puntos de venta ni, principalmente, en los centros sanitarios. Esto incluye todos los accesorios relacionados con la misma: biberones, tetinas y otros preparados (infusiones).
Únicamente está permitida su difusión en medios especializados para el personal sanitario.
He aquí una vez más el difícil equilibrio entre mantener al personal sanitario informado y no permitir a las empresas campar a sus anchas.
El resto de preparados de continuación, en España, se pueden publicitar y promocionar (y con ellos llenar las canastillas) siempre y cuando se mencione la superioridad de la lactancia materna por encima de la alimentación con preparados y los posibles riesgos derivados de optar por este tipo de alimentación.
Una ley pensada para regular el poder de la industria de sucedáneos.
Esta ley, que dista aún mucho de ser adecuada a lo que la Organización Mundial de la Salud recomienda, existe porque un producto destinado a salvar vidas en supuestos en los que factores de escasa incidencia imposibilitan una lactancia materna, se ha convertido en una opción o en la única vía para muchísimas familias de alimentar a sus bebés. Y años atrás, se publicitaba y promocionaba como Santo Grial y mejor opción para todos. Porque las madres no éramos suficiente.
Y no. Las madres no han dejado de producir leche o han pasado a tener leche de mala calidad en los últimos 150 años, así de repente, tras millones de años. La evolución no funciona así.
Pero si se ha perdido un sistema de apoyo y transmisión de información, se ha desinformado y desvalorizado a las madres, y se les han puesto todas las trabas e impedimentos posibles a este proceso natural gracias al que hemos sobrevivido durante milenios como especie. Y esto solo beneficia a un agente…el que se lucra con la venta de ello.
Cuantas más madres no den el pecho, mayor el beneficio.
Aún así, a pesar de que esto es una lucha necesaria y es algo que debemos controlar, a pesar de que deberíamos entender que los sucedáneos para la lactancia materna deberían ser un recurso para casos de necesidad, como son los medicamentos… la realidad actual es que la mayoría de madres dan el biberón, especialmente tras 1 o 2 meses.
Estas madres quieren darle lo (siguiente) mejor a sus hijos.
Porque les decimos a las madres todas las maravillas y beneficios de la lactancia materna, que es un alimento vivo y adaptativo, pero cuando no se dispone de él, es difícil saber que es lo mejor entre las opciones disponibles.
Lo bueno de esta ley y código es que no solo regula su publicidad (al menos en parte) sino que regula y controla muy estrictamente su producción.
Cualquier preparado para lactantes o de continuación es buena para tu bebé. Han pasado por una cadena con una estricta supervisión, con el fin de preservar la calidad de este producto. Ningún preparado para lactantes o de continuación, correctamente preparado según las indicaciones del fabricante, le va a hacer daño a tu bebé ni le va a provocar problemas de salud.
Aún así, los preparados son diferentes unos de otros, tanto en composición como en precio.
Y todas queremos lo mejor para nuestros hijos, y no nos quedamos con cualquier preparado, sino que buscamos el más completo y beneficioso para ellos. A ser posible sin arruinarnos.
Pero ¿cómo sabes tu cual es tu mejor opción?
He aquí el dilema con el que entro de lleno en el conflicto interno que me ha llevado a escribir acerca de esto.
Porque al igual que yo doy el pecho a nuestra hija porque es lo mejor para ella, entiendo que el resto de madres desea lo mismo para sus hijos y comprendo que las madres se sientan pérdidas por no saber cuál es esa opción si no han querido/podido dar el pecho.
Y yo, sinceramente, de encontrarme en dicha situación no sabría que elegir. Viviría angustiada pensando si estaré haciendo bien o podría hacerlo mejor.
Se me antoja una situación angustiosa y dolorosa.
Entiendo perfectamente la sensación de abandono y la total falta de apoyo por parte del sistema. Comprendo muy bien, desde mi visión interior de la gestión de un grupo de apoyo, la crudeza y el desgaste que suponen querer ayudar a otras madres y sentirse atado de manos y pies.
Es una situación que no le deseo a nadie. Pero cómo bien os decía, la ley existe por una razón muy importante, y no podemos obviarla, por el bien de la salud mundial.
Los grupos de apoyo a la lactancia materna, no solo no damos a basto para ayudar a las madres lactantes que tenemos sino que no tenemos los conocimientos suficientes para ayudar en condiciones a esas madres.
Entonces…
¿Cómo podemos ayudar a quienes han optado por una lactancia artificial?
Es un tema que me lleva rondando meses.
Un tema que me crea muchísimos sentimientos encontrados, porque al mismo tiempo que para mi es muy importante la defensa de la lactancia materna, no puedo obviar que hay muchas madres que no encuentran un apoyo que necesitan.
Muchas conoceréis el afamado (o infame, según a quien preguntes) video de Juan Llorca y Melisa Gómez, de Nutrikids.
En el momento de su lanzamiento este video constaba de 2 partes (3, si contamos el video inicial que hacía hincapié en la superioridad de la lactancia materna), una de ellas explicando cómo se formulan los preparados y la importancia de los ingredientes y nutrientes.
Y una segunda parte en la cual se mostraba un ránking de mejores preparados teniendo en cuenta la información del primer vídeo.
Las redes explotaron. Razón no les faltaba (recordad la ley mencionada), pero un problema se puso de manifiesto y no sólo no obtuvo una solución, sino que se obvió casi por completo. La lactancia artificial está mal vista y las madres no encuentran el apoyo que buscan.
Aunque espero que de aquel tumulto el video se viralizara lo suficiente como para ayudar al menos a algunas madres.
Seguiré defendiendo a capa y espada que la lactancia materna se debe proteger, promover y cuidar, que la lactancia artificial no debería ser una opción accesible al libre mercado, sino un recurso para solucionar un problema prescrito cual medicamento por un facultativo, tras definir que no hay otra opción posible.
Pero la realidad es que ni nuestro sistema sanitario, ni nuestra ley de permisos parentales, ni nuestra sociedad está preparada y cuenta con los recursos necesarios como para que la lactancia artificial sea una opción minoritaria y un recurso de emergencia. Aparte, que no podemos obviar la libre elección de cada familia (y ojo, recalco que considero que a día de hoy, no es verdaderamente libre).
La lactancia artificial está mal vista y las madres que optan por ella no encuentran el apoyo que buscan.
Creo firmemente que es necesario que personas entendidas, con un conocimiento fundamentado en estudios fiables, con independencia total de marcas o intereses lucrativos, den un paso adelante y conformen grupos de apoyo a este tipo de alimentación.
Este tema que tanto conflicto me genera, la falta de apoyo real y desinteresado a las madres que dan lactancia artificial, creo que se aliviaría con información fiable.
Creo que la clave reside, precisamente, en el comentado video de Juan Llorca y Melisa Gómez.
El video resultante del tumulto que se creó.
Un video que explica los nutrientes, su formulación, los tipos de ingredientes deseables y la importancia de unos u otros valores.
Sin mencionar marcas.
Sin beneficiar a nadie más que a las madres, padres e hijos.
Porque finalmente, lo importante en todo este asunto debería ser la salud de nuestros pequeños. Y a pesar de que estoy muy de acuerdo con la necesidad de potenciar, fomentar y blindar la lactancia materna, no podemos obviar que mientras arreglamos el entuerto resultante de generaciones perdidas dando biberones y desaprendiendo a amamantar… existen muchas madres que no cuentan con la información, el apoyo y la convicción suficiente, y seguirán optando de manera libre, o impuesta por las circunstancias, por una lactancia artificial.
Y a ellas también hay que apoyarlas, pues son precisamente ellas, las mayores damnificadas.
Pero, y si, siempre hay un pero, esta libertad y este apoyo no puede ir de la mano de promocionar y alentar el uso de un producto que no debería ser la opción mayoritaria.
A las madres hay que informarlas, enseñarles a leer las etiquetas al igual que deberíamos saber hacer con el resto de nuestra alimentación, pero no fomentando ni ensalzando el uso de los sucedáneos, ni promocionando marcas.
Y dicho todo esto, no quiero irme, sin recordaros que decida lo que decida una madre, merece nuestro absoluto respeto y nuestro mayor apoyo.
Las madres que dan lactancia artificial, no son el problema, son las primeras damnificadas del mismo.