En el post de hoy os vengo a hablar de la mastitis, un tema del cuál ya no pensé que os hablaría, a menos a título de experiencia personal, y es que no esperaba ya pasar una.
Pero para mi sorpresa después de 26 meses de lactancia he pasado por una de aquellas cosas que más molestas son en la lactancia, y que en el caso de las mastitis de repetición, pueden ser los causantes de un destete.
¿Una mastitis en una lactancia prolongada?
Eso mismo pensé yo, cuando todos los signos apuntaban a aquello que no quería creer, que tras tantos meses lactando tenía una mastitis.
Y el caso es que yo sabía que las mastitis pueden ocurrir en cualquier momento, puesto que suele tener que ver con una bajada de defensas (habituales en mi)… pero como que era algo que a estas alturas ya no esperaba.
Las mastitis son muy comunes en los principios de embarazo, cuando tenemos una producción constante, más casos como el nuestro con hiperproducción. La congestión de los pechos, combinado con una mala postura, un sujetador que aprieta o un pecho aplastado en la noche, pueden llevar a una obstrucción y ésta derivar en una mastitis.
Nosotras teníamos todas las papeletas para haber pasado unas
cuantas, de hecho muchas compañeras de anquiloglosia han pasado por una o
varias en sus inicios.
Ilusa de mi pensaba que si no la había pasado antes, ya no la iba a pasar.
¿Qué es una mastitis?
Básicamente, la mastitis es un desequilibrio en la flora bacteriana de la leche materna, que puede tener unas u otras consecuencias dependiendo de su origen y su intensidad.
Según si sintomatología pueden ser más o menos graves, y más o menos sencillas de detectar, partiendo de la base que habitualmente son difíciles de diagnosticar en el sistema sanitario convencional, debido a la gran desinformación en lactancia materna.
Según su sintomatología se clasifican en mastitis aguda, mastitis subaguda y mastitis subclínica.
La mastitis aguda o clásica, se caracteriza por presentar fiebre, malestar general (como si de una gripe se tratara), una o varias zonas del pecho inflamadas, rojas y/o calientes.
La mastitis subaguda, que es la que he padecido yo, es un pelín menos grave a la hora de la sintomatología que presenta, pero es a la vez más complicada de diagnosticar. No presenta signos visibles de inflamación ni presenta fiebre, tan sólo dolor intenso en el pezón y en el interior del pecho (como una quemazón) y una areola y pezones rosados.

La mastitis subclínica es la más compleja de diagnosticar de todas, puesto que no presenta sintomatología. Pero se han descubierto en madres que referían una bajada en la producción de leche de manera injustificada, que al hacer cultivos de la leche, se observa un aumento de las bacterias similar al de otras mastitis.
Como ha sido nuestra experiencia.
Pues como os adelantaba, lo que yo he tenido es una mastitis subaguda, que es algo más complejo de diagnosticar porque no presenta fiebre o rojeces.
Recuerdo que de repente un día me di cuenta de que me dolían mucho los pezones. No recordaba haber recibido ningún mordisco, pero como suelen suceder de noche, a lo mejor del sueño se me había olvidado. Era raro pero no imposible.
Además, mi hija estaba mala de la garganta (posiblemente uno de los varios causantes de la misma) y estaba cerrando mucho la boca. Así que mi primer pensamiento fue que no abría la boca lo suficiente y el roce de los dientes me estaba causando ese dolor.
Pasé dos días que le pedía en cada toma que abriera bien la boca, como un león (como Alba Padró tanto nos ha repetido), así grande… Groarrrrr. Pero el dolor no solo no disminuía, sino que iba a mas. No entendía de donde podía venir ese dolor de pezones, que se sentía como si me clavaran agujas en el pezón.
Si esto es lo que se siente (o seguramente peor) con las grietas, cuanta gente sufriendo por aguantarse el dolor en la lactancia. Recordad. Si la lactancia duele es que algo no va bien!
El caso es que me dolía a rabiar, y con el paso de los días, las tomas se estaban convirtiendo en una tortura. No tenía fiebre ni me notaba el pecho excesivamente caliente, pero ya tenía una ligera sospecha de lo que podía estar pasando.
¿Cómo descubrí que era lo que me pasaba?
Pues os voy a ser muy sinceras, y no con esto os recomiendo que sigáis mi ejemplo, pero en mis circunstancias esto es lo que había.
No. No acudí a mi médico. Teniendo en cuenta que la última
vez que nos vimos porque estaba agotada por las malas noches, tras una
analítica que resulto positiva, al comentarle que aún daba el pecho me animó a
dejarlo porque a los dos años ya va siendo hora…
Os podéis figurar que en temas de lactancia materna, mi médico de cabecera no
es a la persona a la que acudo por consejo.
¿A quien acudí pues?
Pues a aquellas personas que sí saben de lo que hablan y entienden, de verdad, del tema. A las asesoras de Lactapp primero. Mucha gente desconoce esta opción de la app, y es que puedes iniciar un chat con una asesora y te ayudarán en la medida de lo posible.
Con ya una ligera sospecha de lo que podía estar pasando, les mandé un texto explicando lo mejor posible nuestra situación: síntomas, tomas, comportamiento del bebé, todo.
Al cabo de un día me escribieron, solicitando un par de detalles más, y me dieron el veredicto que yo ya sospechaba. Mastitis subaguda. Todo cuadraba.
En el intermedio entre mi primer contacto y la respuesta por parte de Lactapp, también hable con mis compañeras del Galm, y surgieron dos opciones. La que yo más veía factible, la mastitis, o un pico hormonal que me tuviera con una gran sensibilidad en los pezones. Pero estaba durando mucho más que cualquier otra ovulación que había tenido hasta la fecha y estaba segura de que no estaba embarazada.
¿Qué hice para tratar la mastitis?
Primero hice algo que no recomiendo y es que NO fui al médico. Sin fiebre, bultos o inflamación, pero con una clara sospecha de mastitis, sabía que el diagnóstico en mi médico de cabecera iba a ser difícil sino imposible de obtener.
En el sistema sanitario es habitual que si no presentas 2 días de fiebre, se niegan a hacerte un cultivo de la leche. Sin signos visibles, y con mucha desinformación ,suelen ignorar el problema u optar por la muy errónea vía de aconsejar un destete.
Yo no iba a pasar por el tramite de todo esto para nada, más sabiendo ya lo que tenía.
Así que seguí el consejo de las asesoras de Lactapp y mis amigas del Galm, y empecé a tomar Lactanza, sin dejar de estar pendiente de vaciar frecuentemente el pecho. Esto es importantísimo y por eso huid de los consejos que os indiquen destetar.
Lo de mantener el pecho vacio no fue sencillo porque justo esos días operaban a mi pareja, por lo que disponía de poco espacio íntimo donde extraerme y no estaba la niña conmigo. Y bueno, el sacaleches no es precisamente mi amigo, pero de esos os hablaré otro día.
En unos cuantos días, 5 o 6 pastllas de Lactanza más tarde, la cosa mejoró, y hoy puedo decir que la mastitis es una fase más pasada en nuestra exitosa lactancia que ya dura 27 meses.
Vale, yo también tengo todas las papeletas, y ademas iniciando lactancia, q es más común… Pues me observaré con todo lo q dices!!! 😁😘
Gracias bonica
Ya sabes, acude a tu grupo de apoyo o a tu matrona, que te pueden ayudar.
Un abrazo preciosa
Leyéndote ahora me doy cuenta que alguna vez pude pasar una mastitis sin darme cuenta porque si he llegado a sentir bastante dolor en los pezones. Una mamá amiga me recomendó lactanza y se me pasó… no se me ocurrió ir al médico la verdad, pero no tenía información al respecto, pensaba que era normal.
Muchas gracias por compartir tu experiencia y ayudar así a las demás mamás.
Un beso!!
Es muy habitual, de hecho yo al principio jamás se me ocurrió pensar en mastitis.
Muchas gracias a todas las que leéis y compartis!