Envase de prueba PCR rápida para detectar COVID19, para el post PCR sin dramas en niños de 3 años.
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PCR en niños de 3 años, pasarlo sin dramas.

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Hoy os vengo a hablar de un tema que nunca pensé que hablaría en este blog, y que estaba temiendo desde que volvimos al cole, y es el hecho de que nuestra hija y el resto de niños de su clase de 3 años, tuvieran que pasar por una PCR en cualquier momento, y cómo vivirlo con los menos dramas posibles.

PCR o prueba rápida con muestra buco/nasal en niños de 3 años.

Cuando os hablo de la prueba para detectar Covid que les hicieron a nuestros peques, os hablo de la que se realiza con el “palito” que se mete en la nariz, en nuestro caso el que da los resultados rápido. No me refiero a la prueba que se hace con una muestra de sangre, pero en realidad, todos los “consejos” que os voy a dar valen para cualquier prueba o situación.

¿Cómo pasar una PCR sin muchos dramas?

Todo lo que os voy a contar ahora es como lo he hecho yo, y como lo hemos hecho algunos padres, a la hora de realizar este proceso, pero no significa que esto sea éxito asegurado. Por eso el énfasis en entrecomillar la palabra consejos. Porque no lo son ni lo pretenden, pero si alguien le puede ayudar para enfocar la situación, de algo habrá servido este post.

Hacerse una PCR es un procedimiento que, aunque rápido, puede llegar a ser muy desagradable, y es lógico que los más pequeños (los nuestros tienen 3 años) no lo pasen muy bien a la hora de pasarla.

Pero creo que los pasos que hemos tomado antes de esta prueba han sido claves para pasar la PCR con los menos dramas posibles, y han hecho que esta experiencia haya sido bastante aceptable para una peque de 3 años… Ahora que ya sabe lo que hay, ya veremos si le toca hacerse más, que tal lo llevamos…

El consejo vital para una PCR y todo lo demás: hablarles con sinceridad pero sin dramas.

Hablar con nuestros hijos de lo que les van a hacer o lo que va a suceder, sin dramatismos y sin dulcificar el proceso, creo que es vital de cara a llevar lo mejor posible cualquier tipo de prueba.

En este caso, ella sabe que vamos ahora al cole y antes no, porque hay “un bichito” que puede hacer que nos pongamos malitos, y que todavía no se ha ido.

Es algo que intentamos hablar desde una perspectiva neutra, haciendo hincapié en la importancia de seguir las medidas de precaución, pero sin agobiar a nuestros hijos con el peso emocional que supone una pandemia.

Si. Les podemos hablar del Covid y de las PCR con 3 años.

Partiendo de esta base, cuando la recogí el viernes, antes de tiempo y en una situación fuera de la habitual, lo primero que hice fue hablarle de la situación en tono positivo, cuando ya estábamos en casa.

Nos teníamos que quedar en casa, porque una compañera estaba malita, no podíamos ir en una semana al cole por precaución y tendríamos que hacernos una prueba para saber si ellos también podían estar malitos sin saberlo. No volvimos a tocar ese tema hasta el lunes, salvo cuando ella hacía preguntas.

Ir explicando poco a poco en qué consiste una prueba.

Unos 2 o 3 días antes de la prueba, le recordamos porqué estábamos en casa, y que en unos días a todos sus compañeros y a ella les harían “una prueba”, sin tampoco decir mucho más (por no abrumarles y porque si no están receptivos, las frases de más de 8 palabras, ya ni las escuchan).

El día de antes, le expliqué que era importante hacerse la prueba, para saber si podían volver al cole. Que hacernos pruebas que no sabemos como son nos puede asustar y hacer sentir nerviosos, pero que yo estaría con ella todo el rato, y le podía dar la mano si lo necesitaba.

El mismo día, seguí validando los sentimientos que iban surgiendo, cuando la veía nerviosa o algo asustada ante la incertidumbre. Fue entonces cuando empecé a explicarle como iba a ser la prueba (os van a meter un palito por la nariz, muy rápido, para sacar una muestra), que estaría a su lado todo el rato, y que me podía pedir la mano o estar en brazos.

El hecho de ser de los primeros de la lista y no tener que esperar un largo tiempo, de salir de casa con mucho tiempo y de que el resto de las madres que estaban en ese momento también tuvieran una actitud positiva y de juego, hizo también mucho.

Nombrar y validar, conectar y ofrecer apoyo.

Finalmente nos tocó pasar, y durante todo el tiempo, le seguí diciendo que estaba con ella, que era normal si tenía miedo o nervios, que estaba a su lado si me necesitaba. Sin ser pesada, pero aprovechando cualquier interacción para mostrarle apoyo.

Una vez nos tocó la prueba en sí, justo antes de llegar a donde estaban las sanitarias, le dije que esas personas le iban a hacer la prueba, que tenía que hacer lo que ellas dijeran, y que si quería que le diera la mano. “No, yo sola mamá”

La importancia de la calidez humana en los sanitarios.

En este punto he de agradecer la actitud de las sanitarias que, por un lado estaban curtidas ya en cribados masivos a coles y PCR s a niños y mayores, sin embargo están en una situación muy desagradable, porque era muy evidente que la organización de las citas era muy deficiente y la mañana no había estado libre de dramas. Ojalá muchos profesionales así.

Las chicas fueron super amigables, intentando conectar con ella, se agacharon a su altura, y le explicaron que, si no se movía, sólo sentiría cosquillas. Usamos ese concepto cuando, evidentemente, empezó a molestarle el palito en la nariz:

“Uy que sensación más rara, hace muchas cosquillas, verdad?”

Pica mucho, eh?!

Mantener una actitud positiva, clave para pasar sin dramas una PCR con niños pequeños (3 años).

Actitud positiva… sin caer en el Wonderfulismo o el “no pasa nada”.

Todo fueron risas. Yo me mantuve todo lo serena, positiva y alegre que pude y salimos por la puerta riendo, comentando la situación, y una vez más, nombrando todos los sentimientos.

El colofón perfecto (y que de haber habido algún positivo, habría sido desastroso, pero ya hablaremos otro día de como se podrían mejorar los protocolos) fue pasar los 15 95 minutos de espera jugando con los otros niños de su clase de 3 años, que ya habían pasado por la PCR.

Fiesta grande cuando salieron a decirnos que todos eran negativos, y una vez más, seguir nombrando y validando de vuelta a casa, según ella iba creando su relato (que es un mecanismo habitual y necesario que ellos realizan, importante para procesar lo ocurrido).

Y así, tengan 1, 3 o 10 años, y se hagan una PCR, una analítica o una revisión…

Anticipar, nombrar y validar, al igual que la tetastesia o tetanestesia, para mi son mecanismos importantísimos a la hora de acompañar a nuestros hijos en estas situaciones que no son agradables para nadie.

Desde que es un bebé, incluso mucho antes de que ella hablara, siempre le hemos explicado lo que íbamos a hacer, lo que iba a pasar, como podría sentirse y le hemos ofrecido apoyo y consuelo.

Decir a los niños que no va a pasar nada, que no va a doler, que es un (pinchacito, tironcito, o lo que sea, especialmente en diminutivo, para hacer más hincapié en lo poco importante), o directamente ignorar lo que va a suceder, es algo que suele tener el efecto contrario al que esperamos.

Mentirles o engañarles no sirve de nada (bueno).

Si, los minutos antes de una prueba va a estar calmadísimo (si es la primera vez y no te nota intranquilo), pero después se va a sentir traicionado (me habías dicho que esto no dolía), se va a sentir ridiculizado y no tenido en cuenta (soy un flojo, porque esto no es nada pero para mi si ha sido algo) y la próxima vez que quieras repetir la jugada, no sólo no va a estar calmado, sino que puede liar la de San quintín, porque además ya no va a confiar en tu palabra.

En cambio, si nombramos y validamos, estamos normalizando, estamos comprendiendo como se siente, y haciéndole saber que es normal sentir desagrado o dolor ante unas determinadas pruebas, pero que es un mal necesario, y que tienen nuestro apoyo incondicional.

Les damos herramientas, les enseñamos a identificar sentimientos (esto duele, si voy a hacer algo que me duele es normal que me sienta nervioso), y construimos una relación honesta y de comunicación con ellos (que es algo que vamos a valorar mucho cuando sean adolescentes).

Esto no es la panacea ni ninguna fórmula mágica.

Que puedes hacer todo esto, pero por cualquier cosa, propia o ajena a ti, la situación se tuerza.

Es normal, es una situación muy desagradable y todos estamos muy nerviosos. Pero una vez más, nombrar y validar. Ser comprensivos. Hablar.

Si la prueba ha ido fatal, no dejéis de ayudarles a verbalizar, sin minimizar ni exagerar la situación, sin ridiculizar ni infravalorar sus sentimientos, y ofrecedles apoyo y consuelo.

Porque por muy mal que «lo hagamos» (o se suceda, no todo es nuestra responsabilidad, mucho menos nuestra culpa), siempre hay lugar para reparar los errores y daños causados, si lo hacemos desde la humildad del perdón sincero.


Créditos fotográficos:

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